La clave de las verduras
Todas contienen vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes y otros nutrientes y constituyen un tesoro nutricional para nuestra salud. Son muy versátiles pues tienen infinitas formas de preparación y podemos incorporarlas de forma fácil tanto en las comidas como en las cenas.
Las pequeñas diferencias nutricionales entre ellas hacen que para seguir una dieta sana y equilibrada lo ideal sea tomarlas de forma muy variada.
1.Kale
También conocida como col rizada, ha sido usada tradicionalmente en algunos países de Europa, pero muy desconocida en otros, pero de un tiempo hacia aquí se ha puesto tan de moda y no es por casualidad. ¡Tiene bien merecida la fama pues nos aporta infinidad de beneficios!
Esta verdura es la ganadora en cuanto a riqueza nutricional, nos aporta grandes cantidades de vitamina A (en forma de carotenos), C y K, fibra, antioxidantes y otros nutrientes en muy pocas calorías. Tiene tanta vitamina K que las personas que toman anticoagulantes deben tener un consumo controlado para no perder la efectividad de esos fármacos, pues esta vitamina contribuye al buen funcionamiento de la coagulación de la sangre, entre otras cosas.
2. Espinaca
Se podría decir que es la reina dentro de las verduras de hoja. Su color verde intenso es indicador de gran contenido nutricional, por ejemplo, en magnesio que está contenido en la clorofila de la planta.
Aporta también calcio, vitamina A (en forma de carotenos), C, E y también contiene una buena cantidad de vitamina K.
Además, también nos va a proporcionar ácido fólico, que es un buen protector cardiovascular y hierro que se absorberá especialmente bien tomado con otros alimentos ricos en vitamina C. Todo esto en un contenido muy bajo en calorías.
3.Brócoli
De la familia de las coles y de las crucíferas como el kale, la coliflor o el bimi, es también una buena fuente de calcio, vitamina C y ácido fólico.
Contiene unas sustancias antioxidantes muy particulares llamadas sulforafanos que han demostrado tener efectos protectores frente al cáncer en estudios hechos en animales. De momento no hay estudios suficientes que avalen este efecto en humanos, pero sí hay datos de que el consumo habitual del brócoli puede ayudar a mejorar la composición de la microbiota intestinal y también de nuestro metabolismo y regulación del peso corporal.
4.Cebolla
Su potente sabor y su capacidad para “emocionarnos” esconden secretos nutricionales. En sus capas encontramos vitaminas, minerales, fibra y también unos compuestos de azufre que son los que le dan su sabor y olor característicos y también esa capacidad para hacernos llorar.
El azufre es necesario en nuestro organismo para muchas funciones, entre ellas, formar parte de las estructuras cartilaginosas y de sustancias antioxidantes endógenas. Además, contiene alilo que es una sustancia que también contiene el ajo y que tiene propiedades antisépticas. Y es una verdura muy diurética por lo que ayudará a la eliminación de líquidos.
5. Remolacha
Este tubérculo de color rojizo tan intenso se consume desde tiempos remotos y es que su aportación nutricional en nuestra dieta es muy interesante. Destaca el contenido en un buen número de minerales, fibra y azúcares, además de carotenos y otros antioxidantes. Está en estudio el papel que pueden tener otro de sus componentes como son las betalaínas en la inflamación y el estrés oxidativo.
¡Todo indica que la remolacha es un buen complemento para nuestras ensaladas!
6. Zanahoria
Esta raíz de color naranja tan intenso es la reina en cuanto al contenido en betacarotenos o precursores de la vitamina A. Esta vitamina liposoluble tiene muchísimas funciones, entre ellas, un papel importantísimo en la protección visual y de la piel. Por eso se ha asociado siempre al efecto protector de la piel frente a la radiación solar, pues los rayos solares suponen un estrés oxidativo que la vitamina A puede neutralizar en parte.
Su contenido en agua y fibra y su textura crujiente la hacen un buen snack para tomar entre horas, calmando el apetito y cuidando nuestra piel de cara al buen tiempo.
7. Tomate
Este fruto que no tomamos como fruta, aporta una buena mezcla de casi todas las vitaminas y minerales, pero su aspecto destacado está en el contenido de antioxidantes entre los que destacan el licopeno. Este excelente antioxidante que es bueno para todo nuestro organismo ha demostrado su papel relevante en la protección cardiovascular, de manera que el consumo habitual de tomate mejora los niveles de lípidos en sangre y también la tensión arterial. El licopeno se concentra y se absorbe mejor en una buena salsa de tomate frito casera con un buen aceite de oliva virgen extra.
8. Pimiento rojo
El pimiento rojo es una muy buena fuente de vitamina C y con su color intenso también nos da una pista de su elevado contenido en sustancias antioxidantes.
En este caso, los antioxidantes presentes en los pimientos incluyen capsaicina, quercetina y luteína, que protegen nuestras células de la oxidación junto a las vitaminas A, C y E. Entre todos ellos la capsaicina es el principal y el más estudiado. Es el picante de los diferentes tipos de pimentones o chiles, una de las especias más utilizadas en el mundo y más estudiada por sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias que han sido usadas en varias culturas durante siglos y que aún siguen siendo el foco de muchos trabajos de investigación.
Todas las verduras tienen gran riqueza nutricional y como en algunas destacan más unos nutrientes que otros o unos antioxidantes determinados, lo ideal siempre es comer de todas ellas.
Cuanto más variada sea nuestra alimentación en diferentes tipos de verduras, más beneficios para nuestra salud obtendremos.